A diez años del femicidio de Olga Beatriz Meckler, dialogamos con Rosana Meckler, hermana de Olga, sobre el accionar de la justicia, las violencias al interior del Sistema de Seguridad en Argentina y el rol de los movimientos feministas en la actualidad.
Es 8 de marzo y en la plaza central de Río Cuarto empiezan a concentrarse mujeres y diversidades de todas las edades. Es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, pero desde hace años, los movimientos feministas copan las calles en huelga para visibilizar las opresiones que a diario sufrimos por cuestiones de género, clase y etnia.
“Siempre la traje desde que tenía dos años en el cochecito y la hago ir adelante en la barredora” asegura Rosana Meckler, mientras mira a su hija quien eligió disfrazarse de bruja para marchar por las calles este 8M.
Como en todas las marchas, madre e hija, sostienen apretado un cartel con la fotografía de Olga que dice: “Para la justicia mi vida no valía nada”.
El 14 de marzo de 2012, Olga Beatriz Meckler, oficial de la policía de Córdoba, fue asesinada tras un disparo en la nuca por parte de su compañero de trabajo, Gustavo Baranosky, en la subcomisaría de la localidad de Elena. Olga agonizó 54 días hasta el día de su muerte, pero antes de eso, pudo declarar y señalar a su agresor. En septiembre de 2014, Baranosky fue condenado a 27 años de prisión por homicidio calificado por uso de arma de fuego.
“Mi meta es visibilizar el caso, ya que yo no estoy conforme con lo que la justicia hizo por mi hermana. El fallo para mi fue un mamarracho, todo un acomodo, desde el principio. Sacaron el juicio rápido para que no le correspondiera la caratula de femicidio. Así de simple, hasta eso, en esa forma, también lo premiaron al asesino” son las primeras palabras de Rosana.
La CORREPI (Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional) acuñó el término “femicidios de uniforme” para referirse a los crímenes contra mujeres donde se encuentran las fuerzas represivas del Estado involucradas.
Según el Observatorio Nacional Mumalá en 2021 hubo 164 muertes violentas de mujeres, travestis y trans en Argentina. El 13% de los femicidios fueron cometidos por personas de las fuerzas de seguridad (policías, militares, servicio penitenciario, ya sean activos o retirados), y en el 32% de los femicidios cometidos por armas de fuego, se utilizó un arma reglamentaria. Para el Observatorio de la Violencias de Género “Ahora Que Sí Nos Ven” en en lo que va del 2022, se registraron 51 casos de femicidios y de los cuales 2 de los femicidas pertenecen a la policía.
UN MENSAJE PARA TODAS
Olga Meckler se animó en 2010 a denunciar al jefe de la comisaria de Alcira Gigena, Adelqui Benegas, por acoso, hostigamiento y abuso sexual contra ella y otras compañeras agentes. Estas violencias no son novedad en un ámbito laboral patriarcal, como lo es la policía, donde, además de ser víctima de abusos, tenés que animarte a denunciar a tu propio jefe.
“El asesinato de Bea fue un mensaje intimidatorio para todas las mujeres dentro de la fuerza porque con toda valentía ella se animo a denunciar y desde ahí, nunca más nadie va a denunciar, porque eso, es un mensaje intimidatorio que le dieron a todas” afirma Rosana Mecker.
¿Qué fue lo que pasó con Olga?
Rosana Meckler: Ella respetaba su trabajo y quería ser respetada y tratada como una mujer, no como un objeto para agarrar cuando el comisario se le ocurriera por el hecho de tener un puesto y ser superior a ella. De acosarla, tocarla, manosearla, castigarla por no acceder a tener sexo con él. Y no todas las mujeres se animan, algunas mujeres son sostén de hogar y soportan eso. Olga dijo no. La amenazó de muerte. Le dijo que él le dejaba la puerta del departamento abierta y que ella ingresara con la ropa que él la había visto cenando, si no, la iba a matar y la iban a encontrar tirada en una zanja. Ese fue el detonante para que ella lo denunciara y la trasladaron de Gigena a Elena. Como castigo por haber denunciado.
En Argentina, desde hace algunos años, existe la Red Nacional de Mujeres Policías. La red se crea ante los aumentos de casos de abusos, maltratos y violaciones sexuales hacia las trabajadoras dentro de las fuerzas. Estar organizadas en red no sólo les permite recabar testimonios sobre los crímenes, sino también luchar contra una de las instituciones estatales más violentas y patriarcales. El maltrato es constante. Sus denuncias son archivadas o ellas son calladas: trasladadas, expulsadas o violentadas con carpetas psiquiátricas. Como a muchas de estas mujeres, a Olga Mecker la intentaron silenciar antes de su muerte.
“Una noche llamaron de un campo y Olga era la única que estaba en la comisaría, y por ser mujer, según Benegas, no podía ir a patrullar sola. Él la iba a acompañar. Olga inmediatamente avisó, tenía miedo porque iban a abusar de ella”, recuerda la hermana de Olga.
Fue ahí que Olga Meckler decide denunciarlo. Benegas fue condenado en septiembre de 2013 a cinco años de prisión efectiva y ocho años de inhabilitación para ejercer cargos públicos.
Luego de la denuncia, Meckler fue trasladada a Elena. “Sus compañeros se burlaban, no querían tener contacto con ella porque había denunciado a uno de los jefes y prácticamente le hacían la vida imposible, querían que se fuera. Buscaban excusas para sacarla hasta que al final le consiguieron un traslado a Baigorria. Su última noche de guardia fue cuando la matan”, cuenta su hermana.
“A Olga la mataron y se terminó, no se habla más. La misma policía ocultó el hecho. El por entonces intendente de Elena, al otro día, cuando ni siquiera nosotros sabíamos que había ocurrido, declaró que había sido un accidente. Mi hermana no había declarado nada y estaba en coma. Él no sé cómo se enteró, qué pruebas tenía para afirmar eso y salir en los medios a decir eso en contra de una mujer que se moría”.
¿Qué es la justicia para vos?
Rosana Meckler: Es inalcanzable, para mi. Es algo inalcanzable para la mujer porque siempre la justicia llega a las clases sociales primero, por el dinero, a los hombres, y por último, a la mujer. Parece que la mujer se mereciera que la torturen, que la denigren. La justicia es reproductora de la violencia hacia la mujer porque nunca se la escucha, ya sea por ir a denunciar un acoso o una cuota alimentaria.
LOS MOVIMIENTOS FEMINISTAS Y DISIDENTES
Desde 2015, Rosana Meckler participa activamente en el Frente de Familia del Colectivo Ni Una Menos de Río Cuarto. “Quería visibilizar el caso porque no me sentí nunca conforme ni apoyada por la justicia ni por nadie” señala Rosana.
Rosana Meckler comenta que desde la organización están apoyando a las familias de víctimas de femicidio y violencias de género. Además cuenta que brindan apoyo “para que las chicas se sientan contenidas y puedan denunciar. Siempre estamos a la espera de que alguien pida ayuda y que lleguemos a tiempo. También nos gustaría que la justicia llegue a tiempo”.
“Uno no puede parar. Uno es ejemplo de lucha también para otras familias que empiezan en esto. Uno las acompaña y las contiene porque el Estado no lo hace. A nosotros nunca nos asistió. La provincia nos debería haber asistido psicológicamente y no, no le importó” remarca Rosana. “Tanto los reclamos que hizo mi hermana del acoso sexual que recibía por parte de su jefe. La desgastaron, la cambiaron, la hicieron sentir siempre culpable hasta que acabaron con su vida”.
Rosana, desde su militancia en el movimiento y su experiencia con la justicia como familiar de Olga Meckler, asegura que siempre “recae sobre las mujeres la violencia extrema y la justicia nunca llega”.
“A veces no queres ni siquiera ir a hacer una denuncia porque te golpean, porque no te llevan el apunte, te hartan: “vení mañana”, “vení la semana que viene”, “¿qué hiciste?” y viene otro policía y tenés que contar todo de vuelta. Por eso hay tantos femicidios porque si la justicia actuara distinto, a tiempo, todo se podría evitar. La muerte de Olga se podía haber evitado si la hubieran escuchado a tiempo” dice Rosana.
El festival por el 8M lleva el nombre de “Olga Beatriz Meckler” como una de las maneras en que los movimientos feministas reivindicamos la lucha y la memoria de la compañera. “Ella quiso luchar para cambiar la fuerza policial. Ella estaba en un trabajo que le gustaba. Ella creía que los corruptos no llegaron a tanto y que iban a ser los menos”.
Sobre nosotres recaen todos los días múltiples violencias y la fuerza policial, creada por y para varones, es la principal institución pública que las ejerce. Nos cuidan las feministas y no la policía. A diez años del femicidio de Olga Beatriz Meckler decimos: ¡Basta de matarnos! ¡Basta de femicidios con uniforme! Siempre con las Olgas, nunca con la yuta.
Olga Beatriz Meckler, presente. Ahora y siempre.
Fotos: Camila Petenatti