El placer de nuestras vulvas siempre estuvo asociad a un otrx, pero ¿qué nos dicen del auto placer?
En esta nota hablamos con Analía Pereyra, sexóloga de la ciudad de Río Cuarto y tiramos info sobre como ha sido representado el placer históricamente y cómo lo fuimos revolucionando. ¡Preparate para mojarte!
Todxs tenemos una prima o una amiga más grande que, en los tiempos de oscuridad, había comprado un dildo, ¡era casi un secreto a voces! Pero los sexshops estaban escondidos dentro de algún pasaje y comprar un juguete sexual era el boleto de ida a un destino casi fatal para los cuerpos feminizados: ser la tía solterona, rodeada de gatos y sin el amor de un otrx que le acaricie por las noches.
No es casualidad. En esos tiempos a los juguetes sexuales los llamábamos “consoladores”. Porque claro, nosotras/es necesitamos un consuelo a la soledad. Se dice que el primer dildo con movimiento apareció en 1869 y que un doctor llamado George Taylor lo usaba para curar la “histeria femenina“, una supuesta enfermedad que volvía locas de deseo sexual a las mujeres.
La medicina ha patologizado nuestro deseo históricamente. Ahora que lo sabemos, ya no les llamamos “consoladores”, ¿pequeña victoria discursiva? Tal vez, Lo que sí es claro es que no buscamos aliviar ninguna pena. Usamos los juguetes sexuales para buscar placer, nada más y nada menos.
Mojarnos solas
Nuestro goce siempre estuvo mediado por la presencia de algún varón. Ana Requena Aguilar, periodista feminista española y redactora jefa de género en elDiario.es dice: “el patriarcado ha construido lo erótico sobre la actividad masculina y la pasividad femenina, y aunque en estos tiempos hipersexualizados nos creamos libres de ese binomio, lo cierto es que se ha reinventado y ha tomado nuevas formas para seguir colocándose en nuestros dormitorios. Pero los juguetes sexuales como el Satisfyer han hecho que muchas mujeres redescubren o directamente descubren la masturbación y hasta la reivindiquen en público”.
¿Hay un binomio varón/hombre marcado en el plano erótico? ¿Hay formas de pensar el placer fuera de ese binomio? Conversamos con Analía Pereyra, sexóloga feminista, quién nos explicó: “La socialización genérica ingresa en los encuentros sexuales, hay ciertas prácticas y roles “esperados” según el género, de este modo el varón es el que inicia un encuentro sexual, da placer, está dispuesto, es activo y siempre tiene deseo sexual; en cambio la mujer, por esta historia de su sexualidad ha tenido menos permitido el acceso al placer, a poder manifestarse como deseante, a masturbarse y a iniciar un encuentro sexual”.

Pereyra explica que las personas que participan de los encuentros sexuales sienten esa presión por adoptar uno u otro rol: “es común escuchar por ejemplo, a algún varón decir: “yo tengo que cumplir”, “soy el hombre, no puedo no tener ganas”, y del mismo modo, mujeres que dicen “yo no tengo ganas, él siempre quiere”.
Agrega que estas dinámicas se trasladan a los encuentros entre lesbianas y varones gays, ya que los roles sexuales se llevan a los encuentros y se pone en evidencia cuando surgen preguntas como “¿vos sos activo?”.
¿Qué podemos hacer para romper el binomio? La sexóloga propone salir no sólo del binomio, sino de las normas impuestas a nuestros deseos, conocernos como personas, más allá de nuestros genitales, y encontrarnos con el placer propio y subjetivo permitiéndonos experimentar más allá de lo establecido.
Lo estamos haciendo. Las pibas ahora no entramos a los sexshops a escondidas. Nop, sabemos que la búsqueda del placer es válida de cualquier forma. Compramos un Satisfyer y lo posteamos en stories, le contamos a nuestras amigas la cantidad de velocidades que tiene y escuchamos los vivos de sexólogas que aparecieron en escena para llenar el hueco que la falta de ESI y la cultura patriarcal dejó en nuestras generaciones.
“Lo que no apunta a la procreación o no está transfigurado por ella no tiene sitio ni ley. No puede expresarse” decía el pelado Foucault cuando hablaba de la represión del sexo. Pero hoy hablamos de sexo y de placer, y del placer de los cuerpos feminizados. Ana Requena Aguilar dice: “Aunque nos parezca extraño en estos días no deja de ser un acto atrevido: miles de mujeres mostrándose deseantes públicamente y haciéndolo alrededor de un juguete con el que ellas mismas pueden darse placer y que además, no recuerda ni de lejos a un pene”. Puuum. ¿Victoria?

¿Quiénes se mojan?
Un estudio publicado en Archives of Sexual Behavior en 2017 mostró el porcentaje de orgasmos que alcanzaban las personas según su orientación sexual, durante sus encuentros sexuales. En el primer puesto, se encontraban los hombres heterosexuales, con un porcentaje del 95%, luego los gays con un 89%, los varones bisexuales un 88%, las lesbianas con 86%, y al final se encontraban las mujeres bisexuales con un 66% y las mujeres heterosexuales con un 65%.
¿Qué nos dice esto? Podemos advertir que los encuentros sexuales son coito/falocéntricos. Pereyra dice: “El modelo reproductivista-coitocentrista imperante sostiene que el coito es la única posibilidad de relación sexual, o mejor dicho, es lo central y más importante, lo demás llamado “previa” consta de prácticas como besos, sexo oral, tocamientos que preparan el terreno para el coito. De este modo, no podría considerarse que en un encuentro sexual alguna de las personas participantes sienta un orgasmo con masturbación y no necesariamente con penetración”.
¿Peeero con la paja qué pasa? El mismo estudio muestra que cuando las mujeres heterosexuales se masturban, alcanzan el orgasmo al mismo tiempo y con la misma frecuencia que los varones heterosexuales.

Entonces, si queremos acabar con la brecha orgásmica, los juguetes sexuales pueden ser la oportunidad que tenemos los cuerpos con vulva de redescubrir el placer. Pero la masturbación no debe ser un camino obligado, cuál fórmula mágica hacia el orgasmo. La idea es autonocernos y encontrar la clave para comunicarnos de manera asertiva con lxs demás.
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Pereyra se pregunta ¿cómo podemos darnos placer los cuerpos con vulva si no nos conocernos?: “El primer paso es conocernos, luego darnos permiso para tocarnos y habilitar esa posibilidad. Desde niñas somos reprendidas ante el intento de tocarnos. No lo hacemos y pasamos nuestra vida sin conocer el placer de nuestros cuerpos. Se nos enseñó vergüenza y pudor hacía nuestros genitales y hasta culpabilidad hacia el placer propio que nos podemos dar, algunas no pueden hacerlo por miedo, pudor, rechazo o dolor a tocarse directamente los genitales”.
¿Entonces cómo empezamos a caminar hacia el autoconocimiento?
La sexóloga explica que quienes se lo permiten, pueden utilizar diferentes maneras de masturbarse. Lo importante es que cada persona explore las formas y el nivel de intensidad en las cuales le resulta más placentero estimularse.
Hay personas con vulva que se masturban de diferentes maneras. Pereyra cuenta que algunxs lo hacen con almohadas, medias, dedos, objetos blandos y duros, y con juguetes estimuladores vibradores.
Pensemos en la masturbación con juguetes sexuales entonces no como un mandato para acabar. Sino como una manera de reconectarnos con nuestros cuerpos, reivindicar y gozar nuestra sexualidad solxs o acompañadxs. Mojarse también es un acto político.
5 juguetes sexuales para mojarte
Por Privé.
*Balita recargable con 10 funciones de vibración
*Emily Vibrador de 10 funciones de silicona Pretty Love
*Brady estimulador de 12 funciones de vibración Pretty Love
*Succionador Pluse con 9 funciones de succión y 9 funciones de succión con vibración S-HANDE
*Cleopatra estimulador tipo lengua recargable S-HANDE

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