La imagen de un arma apuntando a la vicepresidenta electa y dos veces presidenta argentina recorriendo las redes sociales y los medios de comunicación nos hace preguntarnos si podemos recoger las migajas del camino que nos trajo hasta este punto. Las diferentes modalidades de violencia se entrelazan pintando un paisaje de crueldad del que parece difícil escapar.
Esta nota contiene un glosario al final.
La primera idea que se nos derriba fácilmente es que el camino es una línea recta, directa, con punto de partida y final. En realidad los indicadores son múltiples, a las marcas profundas del video de una dirigente política siendo atacada por un varón con un arma de fuego hay que buscarlas en los medios de comunicación, en actores políticos con intereses antidemocráticos, y también, lamentamos decirlo, en las audiencias y en lxs twitterxs, en amigxs y vecinxs que comentan en las redes.
La preocupación por la materialización de las violencias invisibles en un atentado a la democracia surge de esa complejidad. Es entonces ese el punto de partida, nos encontramos en una búsqueda de preguntas que nos ayuden a acercarnos a desentramar esa complejidad. De más está decir que los discursos mediáticos no penetran en nosotres de manera lineal, inyectada, que a fuerza de repetición se convierten en estímulos a los que les debemos respuesta. Pero entonces ¿Qué sucede cuando nos encontramos frente a una cadena nacional permanente diseñada por empresas monopólicas con intereses económicos y políticos? Pensémoslo juntes.
[share_quote quote=”¿Qué sucede cuando nos encontramos frente a una cadena nacional permanente diseñada por empresas monopólicas con intereses económicos y políticos?”]
¿Cómo circula el odio?
Empecemos por comprender un concepto que estuvo circulando en los medios, redes y grupos de amiguis o familia: Discursos de odio ¿Qué son? Según el Informe del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA) de la UNSAM, los DDO “se definen por promover, incitar o legitimar la discriminación, la deshumanización y/o la violencia hacia una persona o un grupo de personas en función de la pertenencia de las mismas a un grupo religioso, étnico, nacional, político, racial, de género o cualquier otra identidad social”. Te pueden sonar aquellos discursos que promueven la discriminación hacia la comunidad LGBTIQ+, por ejemplo.
¿Por qué empezamos por nombrarlos? Este mismo Informe (centrado en la circulación de los DDO por redes sociales) explica la peligrosidad de los mismos: “Estos discursos generan con frecuencia un clima cultural de intolerancia y odio y, en ciertos contextos, pueden provocar en la sociedad civil prácticas agresivas, segregacionistas o genocidas”.
En este estudio cualitativo se trabajó con 16 grupos focales realizados en noviembre de 2020 y para dar respuesta a cómo funciona la circulación y reproducción de los DDO surgieron dos conceptos importantísimos: Confianza/Desconfianza. Al parecer la desconfianza funciona como una traba para la reproducción de estos discursos de odio, ahora ¿Qué sucede cuando estos discursos provienen de una fuente fiable para el sujeto (como medios de comunicación tradicionales o periodistas “reconocidos”)? ¿Y qué pasa con los casos en los que la información que se pone en juego confirma prejuicios previos? Según la gente de LEDA se da de baja el principal condicionante para evitar la reproducción, se anula la desconfianza.
Te lo dejamos para conocer un poco más: Estudio cualitativo de LEDA
¿Dónde se gesta tanta crueldad?
Para pensar esto nos interesa el concepto de crueldad. Rita Segato dice que la pedagogía de la crueldad son todos los actos y prácticas que enseñan a alterar lo vivo para convertirlo en cosas. En sus palabras, la pedagogía de la crueldad, “nos enseña a vivir con el sufrimiento del otro” y a despreciar la vida.
Ese paisaje de devastación tiene ciertas reglas… Primero, el paisaje es una pirámide que nos enseña a confrontarnos para sobrevivir, o competir para llegar a la cima. Segundo, la competitividad genera la idea de alteridad, la diferenciación entre unxs y otres. Los objetos competimos por valer más en el mercado, en palabras de la escritora Brigitte Vasallo “todo el mundo es, por defecto, un adversario”. Tercero, lo que vende es la fuerza y la potencia. ¿No es esa también la cima a alcanzar en la pirámide? La potencia bélica, económica, intelectual, moral, política. En tanto objeto, el resto es externo a mí: externo a mi Nación, externo a mi barrio, externo a mi género, externo a mi raza. Y en tanto externo a mí, está por debajo de mi. Ese paisaje de individualidad y de enemigos es donde “se vuelve posible e imaginable darse vuelta y clavarle un cuchillo a tu vecina, sin más, porque tu vecina es algo externo a ti misma y por tanto es desechable, despreciable, sustituible”, dice Vasallo en el libro “El desafío poliamoroso: por una nueva política de los afectos”.
A esa ficción capitalista hay que sostenerla con discursos de odio, sino podría desmoronarse el sistema económico que promueve. En ese esquema donde la potencia es lo que vende, lo que queda por fuera, por ejemplo, es el cuidado.
Segato dice que la repetición y espectacularización de las violencias a las que estamos expuestxs nos acostumbró, como si fuera natural, a que en nuestro mundo de personas cosificadas: se mata y se muere. No podemos obviar que la demostración de la potencia es un mandato asignado a los varones, y que la cosificación está apuntada mayormente a los cuerpos feminizados. Entonces, la imagen de la vicepresidenta siendo apuntada por un varón, y la lamentosa imagen del público aplaudiendo tiene un componente de violencia de género.
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Rita Segato nos explota la cabeza así que vamos a resumir toda su obra en una oración, ¡perdón querida Rita!, dice que los discursos de odio están naturalizados y que esa naturalización sucede en todos lados… ¿En los medios de comunicación también? Check, claro que sí.
Los medios venden la potencia y la crueldad porque la gente la compra, la megustea y la comparte.
Te dejamos un videito de Rita para saber un poco más: Rita Segato y la pedagogía de la crueldad
En este sentido, estamos atravezadxs por esta lógica capitalista y patriarcal dominante que nos hace preguntarnos: ¿qué rol jugamos las mujeres y diversidades ahí?, ¿cómo escapar a las lógicas de producción y de cuidado que se nos asignan de manera casi naturalizada?, ¿podremos algún día ocupar el espacio público y los espacios políticos y de poder, sin ser violentadxs y menospreciadas por estas lógicas de crueldad?. (Luchamos para que si ¿no?).
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¿Por qué jodemos tanto con la política?
Hoy tenemos un marco legal que ampara nuestro ejercicio democratico, pero amiguis, cuando hicimos las cuentas, nos queríamos morir: hace 75 años las mujeres no podíamos votar en Argentina. No teníamos voz ni voto.
La violencia política (1) por motivos de género puede ocurrir en cualquier espacio de la vida pública y política, incluso en los medios de comunicación y en las redes sociales. Según una encuesta publicada por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA, 2018) ocho de cada diez legisladoras manifestaron que sufrieron violencia política por razones de género y el 98% consideró a la política como un espacio de discriminación hacia las mujeres y personas LGBTTTIQ+5. Las entrevistadas señalaron que, por ejemplo, cuando se trata de varones, las coberturas periodísticas apuntan a su desarrollo profesional. En cambio, la información que se divulga sobre las mujeres en medios se basa en su género (53%) y su vida personal (42%). Uno de los principales hallazgos de las investigaciones realizadas en nuestro país es que más del 60% de los episodios de violencia política ocurren por medio de internet.
Te dejamos un mapa interactivo de Mujeres en el poder para ver la violencia política en redes sociales durante campañas electorales: Mapa interactivo Mujeres en el poder.
La violencia tiene una función disciplinadora. Necesitamos poder establecer conexiones con aquellos otros asesinatos y femicidios de otras dirigentes políticas en Latinoamérica y el Caribe. Marielle Franco en Brasil, Berta Cáceres en Honduras, Juana Quispe en Bolivia. Como así también dirigentes sindicales de nuestro país como Sandra Cabrera; activistas políticas trans como Diana Sacayán; Julieta Lanteri, primera mujer en votar en Argentina (mucho tiempo antes que la ley Evita fuera sancionada) y lxs 30.400 compañeres detenidxs y desaparecidxs en la dictadura cívico eclesiástica militar.
Aún hoy tenemos vedado el acceso a espacios y lugares de poder, negando nuestro saber y capacidad política. Pareciera que el espacio público y el ejercicio de lo político y la política aún es una arena de varones.
Hablamos de intento de femicidio politico y le damos el credito a nuestra querida Luciana Peker, periodista feminista. En su cuenta de Twitter, Peker se refirió al hecho, no como un tentativo magnicidio, sino como un intento de femicidio político. ¿Por qué? La violencia hacia la vicepresidenta, tiene un componente de género. Podríamos jugar a tomar un toc toc cada vez que en algunos programas de TV y radio se refirieron a ella como “la yegua”.
Podemos también mirar las tapas de las revistas Noticias, como ejemplo más claro: Sexismo por todos lados.
Los medios de comunicación, en conjunto con otras instituciones de la sociedad, son fundamentales en la construcción de sentidos. Son agentes claves en tanto que repasan, refuerzan y ayudan a construir, imaginarios, representaciones y concepciones privilegiadas sobre un orden dominante (capitalista y patriarcal!) y sobre aquellas prácticas, personas y situaciones que quedan por fuera de ese orden.
¿Y cómo hacen los medios de comunicación para poner a circular estos discursos dominantes? Lo hacen a través de lecturas preferidas: son aquellas que se le imprimen al mensaje y están cargadas de valoraciones, representaciones y estereotipos ideológicos. Tranqui, no todo está perdido. Decimos que son discursos dominantes pero no determinantes, siempre las audiencias podemos negociar con esos discursos.
Cristina (pero también cualquier piba) aparece representada como malvada, desviada, fiestera, demasiado provocativa. Es el anti mandato. La violencia simbólica (2), descrita en la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, legítima las demás violencias, es invisible y acumulativa. Y por eso es tan peligrosa.
No se trata de culpables ante el atentado (la justicia se encarga de esa figura), sino de responsabilidades. Hay que cuidar la democracia, la soberanía y la participación del pueblo.
Paren el mundo, lo queremos sanar
Retomando. Si entendemos que la crueldad está naturalizada, nosotrxs también podemos ejercerla. ¿Somos los malos de la película? Pues no mi ciela. Nosotrxs no somos ni dueños ni propietarios de las empresas mediáticas millonarias que precarizan a sus trabajadores. Tampoco somos aquellxs que saquean y explotan los recursos naturales ni mucho menos violentos o femicidas, pero si tenemos la responsabilidad de erosionar las lógicas violentas en las vivimos.
[share_quote quote=”Tenemos la responsabilidad de erosionar las lógicas violentas en las vivimos.”]
Deber para la casa. Vernos al espejo (cuál bruja de Blancanieves) y hacer conscientes esos discursos naturalizados, esos prejuicios que aparecen cada tanto y esas micro violencias que ejercemos. Discutirlos colectivamente ya que cuando logramos desnaturalizar esas violencias, empezamos a reconocer las injusticias y a quienes responsabilizar por ellas.
Otra tarea es apoyar el proyecto de ley Micaela en medios de comunicación presentado en el Congreso por compañerxs de la Red de Medios Digitales junto a la Fundación Micaela Garcia para que los medios sean espacios más inclusivos y democráticos 😉
Una vida libre de violencias es una vida feminista. Y todes queremos pintar un paisaje sin crueldad.
Glosario:
- Violencia política: Desde 2019 la violencia política fue incorporada como uno de los tipos y modalidades de la Ley Nacional de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres (N°26.485). Es la que se dirige a menoscabar, anular, impedir, obstaculizar o restringir la participación política de la mujer, vulnerando el derecho a una vida política libre de violencia y/o el derecho a participar en los asuntos públicos y políticos en condiciones de igualdad con los varones.
- Violencia simbólica: Definida también en la Ley N°26.485, es la que, a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos, transmite y reproduce dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad.
- Violencia mediática: Aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.