Conformades primero como un colectivo de trabajadoras sexuales para más adelante insertarse dentro de La Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina, Lorena junto con otres compañeres realizan actividades barriales para el reconocimiento del trabajo sexual, además de realizar ollas populares para les compañeres y les vecines del lugar.
“Me gusta que la gente nos escuche y que sepan que de a poquito vamos ocupando nuestro lugar en la sociedad”. Sandra Cabrera, secretaria general de AMMAR Rosario, asesinada por la policía en 2004 después de denunciar violencia policial y trata de personas.
De: Lorena Rocha, representante de AMMAR Río Cuarto
Lolo, como la llaman sus compañerxs, se encuentra en el patio de su casa. Junto a su mamá y otras compañeras pelan las papas para el almuerzo del barrio. Militante de alma, conversa con nosotres sin parar de laburar. No hizo falta ninguna pregunta, ella sola comenzó a hablar porque tiene mucho para decirnos:
Lolo – Primero que nada es importante fortalecerlas a ellas (trabajadoras sexuales) desde lo emocional, lo psicológico, lo pedagógico y discutir que hay otras cosas que se pueden hacer además del trabajo sexual. Porque lo que la sociedad te dice es que vas a hacer negra, puta, pobre, drogadicta, que no vas a poder formarte en tu vida. Que hoy el colectivo de trabajadoras sexuales pueda tener un comedor para asistir a las compañeras trabajadoras sexuales y además asistir al barrio, quiere decir que hay un trabajo de por medio que quiere fortalecer a las compañeras.
Sabemos que hay barrios denominados como zonas rojas y que el común de la gente y el Estado no quiere ver y que peleamos todo el tiempo para que quede en claro que trata de personas y trabajo sexual son dos cosas totalmente distintas porque entrás de formas distintas. Nuestra economía popular funciona de esta manera: tenemos compañeras del barrio y de la universidad que se acercan a saber cuáles son sus derechos y a saber que riesgos corren, que los riesgos son muchos. Nosotras podemos asegurarnos de que tu salud sea buena.
La que trabajó como nosotras y sabe lo que es el trabajo sexual, sabe que maduramos de golpe. Tenemos actitudes superadoras todo el tiempo, hay un tipo que te dice que te desvistas y vos decís “bueno me saco la ropa, bueno lo hago, saco lo peor o lo mejor de mí y no me como ninguna porque es mi trabajo”, un trabajo que sabes que es por necesidad, porque no te dan la oportunidad de trabajar porque tenés antecedentes y tenés antecedentes porque hay un artículo que te lo recalcan todo el tiempo.
– ¿Estaba o está dentro del código de convivencia no?
Lolo – Es el artículo 56, 48 y 44. Tuvimos un montón de artículos con el cual te invalidaban aunque no es delito porque la prostitución no es delito no siendo forzada, porque vos sos dueña de hacer con tu cuerpo lo que sea.
Un problema que tenemos es el de la salud ginecológica de las compañeras: vulvas hinchadas, irritación, un montón de patologías de lo que son las enfermedades de transmisión sexual. Son cosas que no sabemos, que traen embarazos a muy temprana edad, menstruación irregular. Esa falta de empatía hacia el colectivo con el tema de la salud es con lo que luchamos todo el tiempo. Lo que tiene que hacer el Estado es habilitar un montón de cosas que nos están faltando, primero que nada talleres, salud, educación, para que las compañeras progresen.
Tratamos de acompañarnos entre nosotras y de a poco poder realizar otros trabajos. Tampoco queremos armar cooperativas, en Río Cuarto hay cooperativas montadas y lo que necesitamos es que nos inserten en esos espacios. Porque vienen y nos tiran que armemos una cooperativa nueva, y eso lleva tiempo, papeles, personería jurídica, todo el quilombo que te piden para armar un cooperativismo que no sabemos si va a funcionar. Necesitamos acciones concretas y que vean ellos que son los encargados de incorporar personal. Pasa lo mismo con el Cupo Laboral Trans, que es ley ¿qué pasa en Río Cuarto? No hay ninguna perspectiva para que nosotras nos construyamos en esos espacios.
Por eso creo que en esta ciudad tan gorila se usa la fachada de la diversidad y de considerarse “diverso”. Diverso va a ser cuando a nosotras se nos den propuestas concretas y fehacientes donde podamos crecer, ya que me negaste todo, porque me negaste existir. Pero existimos, quieran o no. Si no hubieran mirando para el otro lado tantas veces tendríamos travas por todos lados ocupando espacios que nos corresponden, porque no les importa qué capacidades tenemos, les importa nuestra cama, si nos entra por un lado y nos sale por otro, no les importa si cocinamos, si escribimos, si dirigimos, ese es el pensamiento del cotidiano.
En todo este tiempo aprendí a tener la versatilidad de mostrarme diferente con otras personas, con unas puedo ser fría y con otras demostrar cariño. Yo tenía 15 años y parecía una adulta, exuberante, parada en la esquina, abandonada por el Estado, violada por un proxeneta, porque por más que él pagaba mi servicio yo era violada, por eso creo que si no hacemos nada esa generación va a volver. Y si me decís “¿si volverías a nacer serias travesti?”, yo te digo que sí, por más que yo sé que a todo eso no lo tendría que haber pasado. Yo tendría que haber ido a la escuela, a la universidad, pero es tanto el odio que nos tenían, por eso también la expectativa de vida de las travestis es hasta los 35 años porque empezamos a laburar a los 12 años.

– ¿Qué pasa con las infancias trans?
Lolo– Acá en los pueblos chicos no lo vemos, pero en las ciudades grandes lo ves triplicado. Travitas que emigran a las ciudades grandes, porque saben que ahí está la facilitación de cirugías, donde el cliente exige travas nuevas y la demanda está a la orden del día. Entonces eso sigue generando la falta de comprensión hacia el colectivo.
Hace poco tuve la posibilidad de estar en Buenos Aires, en el día del Orgullo y había infinidades de travitas muy jovencitas y que hoy ellas si se pueden montar. Quizá el destape nuestro es mucho más adelante, como a los 20 años. Ante eso la seguimos peleando todos los días, para seguir demostrándonos a nosotras mismas, para mostrarles a todos que sí podemos llegar a la universidad, que sí podemos acompañar a las compañeras. Y acá estamos, acompañando y resistiendo, quieran o no.
La culturización de las infancias trans empieza con el apoyo de la familia, de los padres, porque sino después terminamos en la calle, llenas de aceite, de silicona, con una muerte muy temprana, pudiendo ser evitada.
-¿Y la salud pública en la ciudad?
Lolo– El hospital de Río Cuarto está dispuesto, pero pienso que también falta culturización hacia el personal, porque la discriminación pasa primero por el que te toma el turno, que es el que pasa la información para atrás de que hay una trava. Eso va a seguir pasando si no rompemos esa barrera de que el que nos da el turno no hace falta que pregunte “de que sexo sos” o “como te llamas”. Sigue pasando porque la gente se piensa que lo nuestro es un hobby. Eso pasa hasta cuando entrás a un núcleo de amigos nuevos que te dicen “no sabía como hablarte” o ” yo tengo una amiga que es parecida a vos”, eso es algo cotidiano que lo pasamos todo el tiempo.
Las trabajadoras sexuales también importan, también comen, también estaban y con la pandemia.. chau fue. ¿Se puede generar un cambio para las compañeras? sí, queremos educación para las compañeras? sí. O sea, sabemos que se puede, porque hay una predisposición de las compañeras que nos dicen “che, laburo por necesidad”, nadie te dice laburo porque me gusta o gano la re plata, eso es mentira.
Trabajo sexual
Yo viví, me mantuve, alquilé y llegué a quien soy hoy con mi trabajo sexual. La noche te presenta muchas cosas, desde drogas hasta que no te importa nada. Pero eso pasa porque vos no le importas a nadie, entonces pensas que si me mato a quién le va a importar, si no le importo a mi familia.
Porque el primer abandono que sufrís es el despojo familiar. Pero después viene el abrazo callejero, con gente que está como yo y no me juzga. Cuando salí a la calle me cobijaron las trabajadoras sexuales. Y yo les puedo decir gracias por haberme cuidado,por enseñarme que no todo es color de rosas, y que la plata te lleva a que vos no tengas nada.
Después de eso aprendés a tener otra mirada, madurás de golpe. La prostitución puede ser un trabajo, siempre y cuando tenga como garante la salud, que el Estado sea presente. Mis compañeras nunca pidieron nada, se mantuvieron solas, en otros tiempos. Hoy no podemos hablar de eso porque el poder adquisitivo que tienen es muy bajo, entonces tenemos que organizarnos y ver qué hacemos con eso.
Eso es lo que hacemos en este espacio, brindar la confianza para que con mis compañeras nos abramos, en todo sentido, que no sea solo un espacio que vos venís a alimentarte o buscar comida, también queremos generar confianza, que se abran y cuenten sus experiencias.
Nosotros tenemos reuniones cada quince o veinte días. Ahí se le dan los bolsones que nos da el Estado, que gracias a eso podemos seguir acompañando. Y también en esas reuniones se tocan diferentes temas, para saber cómo están, qué les pasa, y en qué andan. También nos salimos del eje de la competencia de trabajo, porque cuando vos estás parada en una esquina todas son competencia. Entonces en éstas reuniones analizamos cómo estamos y qué nos pasa.

El orgullo de toda madre trabajadora sexual es podes decir “mis hijos no siguen mis pasos”, porque cuando siguen tus pasos es cuando decís “la cagué” no tuve el valor para decirle a mi hijo, “esto no lo hagas nunca”.
Para eso tenemos que estar todas juntas, unides, porque una sola no va a gritar, tenemos que gritar todas como venimos gritando hasta ahora.
Yo ahora estoy en la Universidad, en las capacitaciones para mayores de 25, y eso es romper la barrera, porque la universidad es una ciudad aparte, muy conservadora y a nosotras se nos negó mucho tiempo el derecho a la educación, a un nivel terciario, donde yo pueda vivir de mi carrera.
A las compañeras que se quedaron en el camino hay que mostrarles que la lucha no fue en vano, que hoy las travas, travestis tienen una Ley que las ampara. Nuestra militancia va a hacer que esa ley se cumpla. Y vamos a ir con todo, ya no nos conformamos con poco. Porque muchas veces a nosotrxs se nos usó para la foto, como lo hizo la Mesa de la Diversidad infinitas veces acá. Fue siempre una fachada, porque las personas que realmente tendríamos que estar mandando esa mesa no tenemos voz. Nunca participé en la Mesa porque creía que no había una política justa para nosotros, que siempre se usó el colectivo trans/travesti como manipulación a artimañas de ellos y beneficios personales de quien mandaba la mesa.
Fuimos en busca de una entrevista, pero Lolo no necesita que nadie le pregunte nada: las violencias que sufren y las experiencias de vida de las personas trans sólo pueden explicarlas ellas. Por eso, transcribimos su narración para que puedan leerla tal cual es y conocerla.